Trastocando cráneos deformados
Tanto tiempo, para mí, compartido con todo mi ser contigo. Sonriendo por dos, llorando por dos, viviendo
por dos.
Apareciste para trastocar una mente de un cráneo deformado
por la ira que lo contiene. Romper esquemas, desordenar toda organización
caótica, soplar todo castillo de cartas. Yo, que soy de no construir murallas
en mi mente de romper barreras a martillazos… derruiste hasta las ruinas de mis
límites y separaciones mentales.
Tú, con tu macuto cargado de mis primeras mil y una veces.
Tu macuto, cargado de mis sonrisas sinceras. Tu macuto, con mis torpes y burdos
intentos de hacerte sentir lo que tú me haces sentir a mí. Mi felicidad, y mi
certeza de que todo tiene un punto. Un punto y coma, un punto y aparte, puntos
suspensivos y un punto y final.
Y yo. Y mi manía de intentar convertirlo todo en comas.
Un punto siempre separa dos historias, y me alegra ver que
sigues en este lado del punto. Me alegra saber que te sigo haciendo sonreír de
vez en cuando, y yo, sigo siendo feliz, pero sin depender que tus dedos
cuelguen mis comisuras.
Y si, lo que late aquí, sigue marcando la acentuación llana
de tu nombre, clamando tus labios y corriendo a abrazarte.
Si, hablo de ti, y sea como fuere que vengas a mi lado,
siempre serás bien recibida, con una sonrisa en la chistera para sacártela cuando
menos lo esperes.
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