¿Crees que no me ha costado llegar a este punto? Este punto de "ser fuerte" de sonreír siempre. Aunque me falten motivos, aunque me falten las ganas, aunque me falten las manos que me acompañen, aunque todos seáis felices y yo me siga pudriendo en el agujero. Sigo estando sola. Modificando mi cuerpo para funcionar con inercia, así sigo adelante. Las lágrimas siempre se quedan a medio camino entre el corazón y los ojos. Y aquí sigo yo, colgada con unos ganchos del techo, observando vuestras vidas, de las que me seguís apartando para ser más felices, y yo dejando caer mis lágrimas de odio sobre vuestras sonrisas.
Los sueños llegan a un punto que la memoria no los digiere. En que el subconsciente se apodera de la mente y del cuerpo y juega con ellas como un titiritero. El subconsciente es cruel con quien le evita y amigo de quien le cuida y le respeta. Él me ayuda a alcanzar metas que escapan del alcance de mi consciencia, utopías de mundos que nunca existirán. Todo sucede en mi mente, pero lo hace tan real que es casi divino. El sueño del ser humano es tan intuitivo como el doble latido de un corazón. Si no lo piensas y dejas hacer el trabajo al subconsciente lo hará por ti, como el respirar. Aletea una mariposa entre mis párpados y en mis oídos. La cuenta atrás ya ha empezado. Me dejo caer al vacío de espaldas, disfrutando cada gramo del viento que silba en mis oídos. Sin ser consciente de si caeré sobre algo en algún momento. Sonrío. Es mi momento, mi libertad.
En este momento quisiera exponer mi testamento de emociones, que dejo expreso que sea efectivo cuando haya muerto yo, no mi cuerpo, pues espero que alguien me recuerde tras ese momento. Este testamento es para mis más preciadas emociones. Quiero dejarte a ti, admiración, lo más admirable que tengo, la gente con talento que me rodea, que me hace sentir el arte por cada poro de mi piel, que me emocionan a cada instante. Quiero dejarte a ti, alegría, las sonrisas que provoco, que si no te hicieran falta, no vendrían de más. Mis sonrisas más sinceras, las vuestras. Quiero dejarte a ti, amargura, mis tardes agarrada a los barrotes de mi cama, donde mi mente siempre estaba activa y nunca pensaba objetivamente lo que pasaba. Quiero dejarte a ti, amistad, los lazos que me unen a ciertas personas fu ndamentales en mi vida, que me hacen ser como soy, que son capaces de sacarme una sonrisa en los peores momentos y sufrir conm
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