A través de la piel.
Necesito mi dosis.
Mi piel absorbe tu cocaína.
Piel con piel se absorbe mejor. Latidos que bombean tu droga hacia mi interior.
Cierro los ojos y sangro por la nariz, recordando el sabor de tu droga del tiempo en el que me lo pasabas de boca a boca.
Tus labios desprenden cristal. Tus dedos, éxtasis.
Más, cual niña pequeña, cual drogadicta sin dinero, quiero más.
Ahora mi rehabilitación me hace feliz. O eso me hago creer. Intentando sonreír mientras por dentro lloro.
Gritos de liberación ahogados contra los dientes de mi sonrisa.
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