Amo cuando la sangre baja por mi piel.




Tengo un dolor que explota mis venas, que late en aullidos y tiene el color de la amargura.

Abro su ruta a la libertad y la hago de guía, para que su onda expansiva lo aleje de mi, con una cuchilla afilada aflora latiendo brillante.

Metal de mi libertad, acero de mis deseos, que me ayuda a librarme de ese dolor que quema.
Solo un poco más. Un centímetro y me habré pasado. Pero ahora estoy en el limbo, sintiendo latir mi piel.
Liberándome.
Dejando volar temporalmente mi alma.
Dejando que la sangre baje por mi piel, caliente.

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