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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Mi egoísmo

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Flashes que invaden mi mente al ritmo de los pinchazos. Y tras cada pinchazo viene a mi mente una palabra. Egoísmo. Mi egoísmo. Flash. El asfalto. Tú patinas. Te aferras a mí mientras ando. Me abrazas y te ríes. Te dejas llevar. Flash. Tus manos. Mi cintura. Mi cocina. Un abrazo. Una sonrisa en mis labios. Flash. Despedida. Parque. De noche. Tus labios. Tu cuello. “Déjame tu lengua”. Flash. Mi sonrisa. Tu cuello. La esquina de mi casa. Mi pared. Tus ganas de huir y quedarte. Flash. Película. Tu piel. Tu mano. Dibujando. Nuestros dedos entrelazados. Flash. Culpabilidad. Barreras de doble filo. Miedo. Pánico. Flash. Música. Sober. Mi sofá. Mi camiseta. Mi labio. “Solo estoy jugando”.

A través de la piel.

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Necesito mi dosis. Mi piel absorbe tu cocaína. Piel con piel se absorbe mejor. Latidos que bombean tu droga hacia mi interior. Cierro los ojos y sangro por la nariz, recordando el sabor de tu droga del tiempo en el que me lo pasabas de boca a boca. Tus labios desprenden cristal. Tus dedos, éxtasis. Más, cual niña pequeña, cual drogadicta sin dinero, quiero más. Ahora mi rehabilitación me hace feliz. O eso me hago creer. Intentando sonreír mientras por dentro lloro. Gritos de liberación ahogados contra los dientes de mi sonrisa.

Ángel sin corazón

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El frío invade mi cuerpo. Las alas me tapan la visión. Miro mis plumas y sonrío con pena, pues cada vez que las miro me acuerdo de su legítimo dueño, aquel ángel caído lleno de odio al mundo. Hechido y desbordante. Lato en mi cráneo de manera ilógica al recordar su dolor, ilógica por el hueco bajo mi pecho izquierdo, pues el vacío de mi corazón no lo llenaré nunca, pues no siento nada, siquiera remordimeinto. Las alas por fin dejan paso a esa luz cegadora exterior. Cuando mis ojos se acostumbran a la luz veo al ángel caído, confirmándome mis miedos. Ahora mi vida es suya, aunque aún no lo sepa, pero no tardará en usarlo. Debo ser estúpida. Solo espero y deseo que lo haga. Hazlo. líbrame de la espera. Libérame.

Distorsión.

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Vista borrosa. Suelo que se mueve. Brazos extendidos hacia las paredes para tomar algo de equilibrio. Cierro los ojos para ubicar el suelo. Laten mis sienes, que hacen vibrar mi cuerpo y confunde aún más mi mente. BUM BUM.  Creo que caigo. Pierdo la consciencia. Caigo. El suelo frío me abraza, tras rebotar mi cráneo al caer. Foto: Modelo: Yo. Fotógrafa: Lamia.